Programas audiovisuales

¡Para saber hay que imaginarse!

¡Para saber, hay que imaginarse! es un programa audiovisual realizado en el marco de la investigación Subtramas (Plataforma de investigación y de co-aprendizaje sobre las prácticas de producción audiovisual colaborativas), como proyecto becado por las Estancias de Investigación 2011-2012 que ofrece el Museo Reina Sofía en colaboración con el Banco Santander y la CRUMA (Conferencia de Rectores de Universidades Públicas de Madrid).

PROGRAMACIÓN


SESIÓN 1 : Prácticas colaborativas y nuevos imaginarios


Sisters!
Petra Bauer
72’
Suecia/Reino Unido, 2011
DVD

 


SESIÓN 2 : Experiencias con la Recepción de las imágenes


Nightcleaners (Part 1)
Berwick Street Collective
90'
Reino Unido, 1972-75
Beta SP

 

SESIÓN 3 : Prácticas colaborativas y nuevos imaginarios II


Read the Masks: Tradition is not given

Annette Kraus y Petra Bauer
80’
Holanda, 2009
DVD

 


SESIÓN 4 : Aprendizajes entre las imágenes. Educación Crítica formal y no-formal


+101

Cine sin Autor

60'
España, 2010-2011
DVD

Supposing I love you. And you also love me 
Wendelien van Oldenborgh
14´
Holanda, 2011
DVD

 

Scuola senza fine
Adriana Monti
36’
Italia, 1983
DVD

 

DESCRIPCIÓN

El proyecto Subtramas da título a una investigación que explora las prácticas artísticas colaborativas basadas en la imagen en movimiento, abonando un recorrido de experimentación estética a partir de la intersección entre cultura visual, democracia participativa, educación y vida cotidiana.

 

Se trata de prácticas ampliamente vinculadas a la pedagogía radical, en tanto los procesos que acometen se definen por su función deconstructiva y transformadora, en oposición a las narrativas dominantes inscritas en aquellas imágenes que suelen caracterizarse por ser afirmativas y reproductivas. Para lograr una ética política en la producción de imaginarios el sentido de lo colaborativo en la representación acontece un elemento fundamental en la articulación de las prácticas aquí exploradas. La colaboración conlleva un desborde de las nociones de autoría, autoridad y autenticidad para llegar a un trabajo compartido. Entienden lo colaborativo no como una suma de trabajos o fuerzas de diversos agentes, sino como un proceso en el que se incorporan y comparten permanentemente los cuestionamientos sobre las propias ideas, métodos y procesos de trabajo, con la intención de ir generando agenciamiento con las diferentes sensibilidades involucradas. Ello supone liberar las convenciones de tiempo, la división del trabajo cultural y las fuerzas productivas que intervienen, en un proceso de creación común de discursos, prácticas, redes e incluso realidades. El trabajo colaborativo no renuncia a integrar las complejidades y los conflictos y el resultado es fruto de un compromiso colectivo que contiene todos los valores que conforman una producción audiovisual. La noción colaborativa en la representación implica entonces asumir la conciencia de que las imágenes hablen, participen, actúen, con el fin de reivindicarse como espacios sociales en si mismas.

 

Esta forma de manifestarse desafía en consecuencia las relaciones de saber-poder contenidas en la producción de las imágenes para ensayar otras formas de conocimiento visual desde el pensamiento y la acción colectivas, capaces de generar nuevos imaginarios simbólicos sobre los sujetos desde la acción de los sujetos. De este modo el campo de la imagen se suscribe a una tendencia construccionista que pone en valor los conocimientos situados o "saberes menores" frente a las estructuras de juicio y productividad de un modelo de aprendizaje heredado, aún sujeto al control y al disciplinamiento. En su lugar, la investigación Subtramas despliega un conjunto de prácticas en aras de potenciar un conocimiento crítico, fruto de las experiencias de cooperación, con vocación para alentar otras formas de coexistencia social.

Subtramas propone así una genealogía de las prácticas audiovisuales expandidas, cuya mayor aportación ha sido integrar discursos heterogéneos al debate estético, vincular éste al campo del co-aprendizaje y la política principalmente, y extender su dimensión crítica para una transformación de las estructuras, mecanismos y relaciones normativizadas en la producción y transmisión del saber institucional.

Dentro de este ciclo, no es baladí la referencia a los movimientos culturales de extracción política que se organizaron hace cuarenta años, teniendo en cuenta los efectos sociales del actual ciclo político. Las experiencias que, por ejemplo, aportaron determinados colectivos de cine británico en los años 70 resultaron extremadamente creativas por sus modos de producción y distribución en el contexto de las luchas sociales. Si bien las condiciones de la cultura digital exigen otras bien distintas, los recientes debates públicos en torno a las consecuencias desproporcionadas derivadas de las restricciones de la cultura han devuelto, en tiempos de crisis de lo común, la necesidad de restituir una idea políticamente consciente de la cultura como espacio de producción del común en estrecha relación con las nuevas formas de articulación política.

 

El programa audiovisual ¡Para saber, hay que imaginarse! pone énfasis en una serie de experimentos audiovisuales que integran procesos de co-aprendizaje o bien potencian tangencialmente una dimensión pedagógica radical, tanto de referencia histórica como del presente, que constituyen posibles imaginarios alternativos a las formas de producción de conocimiento hegemónicas que interactúan en las relaciones entre sociedad, arte y cultura. De este modo, ¡Para saber, hay que imaginarse! reivindica la imaginación como una facultad política de la memoria, la ideación y la subjetividad en el marco de la institución cultural, cuyos códigos, símbolos y protocolos en las formas de hacer se han disciplinado muchas veces, perdiéndose así la capacidad real subversiva de la imaginación.

 

"Prácticas colaborativas y nuevos imaginarios" y "Experiencias con la Recepción de las imágenes" dan título a las sesiones 1 y 2, en las que se proyectan trabajos que ensayan otras posibilidades de hacer cine como intervención social a través de procesos de acción participativa. Sisters! (2011) es el resultado de la colaboración entre la artista Petra Bauer y una organización feminista establecida en Londres, que desde 1979 trabaja por la defensa de los derechos de las mujeres procedentes de minorías étnicas. La elección de Nightcleaners/part 1 (1972-75) para la segunda sesión sugiere voluntariamente un vínculo transhistórico con Sisters! para poner de relieve las paradojas que emergen de los procesos de colectivización de las imágenes y sus formas de recepción en el contexto de las luchas sociales, en los 70 y ahora.

Las sesiones 3 y 4 incorporan, bajo los subtítulos "Prácticas colaborativas y nuevos imaginarios II" y "Aprendizajes entre las imágenes. Educación Crítica formal y no-formal", experimentos audiovisuales en colaboración con estudiantes, profesores y grupos autónomos en un marco de co-aprendizaje. De nuevo, la diversidad cronológica de las producciones incluidas destaca la relación de las imágenes con procesos de diálogo e intercambio, que configuran a su vez espacios de resistencia cultural e intelectual.

Este ciclo audiovisual se proyectó por primera vez en:
Lugar: Edificio Sabatini, Auditorio. Museo Reina Sofía, Madrid

Fechas: 13, 14, 20 y 21 de abril de 2012

http://www.museoreinasofia.es/programas-publicos/audiovisuales/2012/saber-imaginarse.html